martes, 22 de diciembre de 2009

¡Se siente se siente el Poeta Presidente!

Por:

Santiago Bonhomme

Si quedamos impresionados, impactados, embobados, con la convicción léxica, de los rezagados y actuales candidatos a la presidencia, quienes tratan como sea, de convencernos a que les entreguemos el voto, confiándoles las dolencias de los devastados bolsillos y corazones, y ellos cual dioses omnipotentes poseen la receta mágica a la solución de nuestro caos.

Imaginen como habrá sido el año 1925 cuando el joven poeta vanguardista Vicente Huidobro recién llegado a Chile luego de un poético viaje por Europa, empapándose de las ideas vanguardistas decide ser candidato a la presidencia de la república, persuadiendo a los votantes con proclamas saturadas de poesía, decidido a cambiar la suerte de los atribulados Chilenos, que según Huidobro, estaban siendo gobernados por una clase política corrompida y como primera medida para hacerlo, era crear una nueva constitución y ésta, debía ser escrita en verso.

A Huidobro lo apoyaron un número importante de estudiantes y un grupo de militares con tendencia de izquierda, sin embargo, el poeta decide dejar su prometedora carrera presidencial por un bien mayor, escapar de Chile rumbo a Paris junto a la joven aristócrata Ximena Amunátegui.

Pablo Neruda ocupo un montón de cargos políticos durante su mustia vida. En los años 30 fue cónsul en distintos países de Asía, y en honor a la verdad, no eran cargos que le quitaran mucho tiempo, sino todo lo contrario, gracias a las horas de ocio del poeta-cónsul, pudo escribir quizás su libro más brillante “Residencia en la tierra”. Como cónsul, lo más trascendental que hizo fue el año 1939, cuando ocupaba el cargo en España, gestionó la venida de cientos de familias españolas a nuestro país escapando del horror de la guerra civil española.

En el año 1945 es elegido como Senador por las provincias de Tarapacá y Antofagasta. El año 1969 es el gran año político de Neruda, es proclamado candidato a la presidencia por el partido comunista hasta que desiste de su opción por apoyar la candidatura de Salvador Allende, con quien compartía ideales y una regada amistad.

Afortunado Neruda que se salvó de terminar como Allende, suicidado en una moneda en llamas, pero sólo pasan 12 días del golpe de estado y muere, dicen los bien pensados de tristeza, dicen los mal pensados de un cáncer a la próstata.

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