lunes, 1 de febrero de 2010

Desplázate con el comercio

Todos celebramos el primer desplázate, no había duda alguna de lo interesante del proyecto, idea capitaneada por las creativas cabezas de los chicos-casi famosos-del Chile Reality.

Recuerdo como si fuera antes de ayer, la gran cantidad de personas que se desplazaron esa calurosa tarde del verano 2009 hacia la plaza Pedro Lagos(San Francisco) con el decidido ánimo de escuchar buena música, ver atractivos documentales, intercambiar libros por discos, discos por libros, libros por otros libros, y uno que otra pintura o grabado.

El museo franciscano permaneció abierto hasta muy tarde recibiendo a los visitantes que aún no lo conocían, imagino, no por razones eclesiásticas. Esa tarde fue una brillante oportunidad para que cuantiosos chillanejos se vieran las caras, en un tan anhelado espacio público, discurso reiterativo por los de nuestra especie.

Sin embargo algo cambió éste año. La segunda versión de desplázate no fue lo que debía ser, no convenció a todos, sólo a una cincuentena de vecinos acalorados y muy aburridos en sus casas como para no desplazarse. En lugar de los trueques, de los fetiches de arte, se instalaron stands comerciales, emulando un centro comercial al aire libre.

Institutos educacionales, restaurantes de sushi, uno que otro pub no muy “ondero”, y una mesita que representaba a la oficina de turismo de Chillán, ofertando viajes culturales por el valle del Itata, ¡y gratis!, gracias a la querida celulosa Arauco, fueron las estrellas de la jornada.

Todo lo anterior les restó protagonismo a los más fieles que llevaron uno que otro paño con sus creaciones, disminuidas en formatos por la presencia de un taller de pintura y su reiterativa naturaleza muerta. Lo otro que llamó la atención fue la insistencia majadera de los animadores en repetir y repetir ¡desplázate con el arte! Si lo menos que había era un espíritu artístico bajo la sombra de los añosos árboles de la plaza, sólo los documentales de Chile Reality, cuando se oscureció, sintonizaron con ese abatido espíritu.

Además de tratar de convencernos que existe un barrio bohemio norte en Chillán, con todas sus acepciones. Algunos tienen la capacidad de ver donde nadie ve. Como si se dijera que en Avenida Brasil, entre las calles Bulnes y Vega de saldías se ubica nuestro gran barrio rojo.

Santiago Bonhomme,Escritor

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