Dicen las crónicas de la época que: «A las 11.15 de la mañana del 20 de febrero de 1835 un espantoso estruendo subterráneo llenó de terror a los habitantes de Chillán y los hizo abandonar precipitadamente las habitaciones temerosos de que sobreviniera alguna gran desgracia».
Fue el terremoto que destruyó por tercera vez a Chillán, y que trajo por consecuencia la cuarta fundación decretado el 5 de noviembre del mismo año.
Así se narra parte de la historia de nuestra ciudad, que de terremoto en terremoto ha renacido en diferentes ubicaciones, la última de las cuales habitamos actualmente.
Después de estas enormes desgracias, donde miles de Vidas se han perdido y muchos sueños se han esfumado, se ha generado fuerza y optimismo por una ciudad mejor, más planificada, con la ayuda de Gobiernos, de empresarios, de muchas personas que han dedicado horas de trabajo para lograr reconstruir este Chillán.
Durante esta segunda semana de Agosto hemos sentido en nuestra ciudad pequeñas lluvias (comparadas con inviernos anteriores) pero que igual han generado estragos en Chillán.
Como peatones, esquivando veredas con barro y en mal estado, buscando el lugar con menos agua para cruzar la calle, alejarse de los bordes de las calles donde automovilistas pasan mojando al que se le cruce o viendo como el famoso paseo peatonal se llenaba de agua por mal funcionamiento de sus drenajes.
Ahora, como automovilista igual se complica la situación, con un tránsito más difícil, con peatones cruzando entre los vehículos y taxistas que hacen suyas algunas esquinas.
Es que para hacer un mejor Chillán será necesario un nuevo terremoto?
No lo creo, pero hay momentos donde no se percibe que estos aires de crecimiento (nuevas empresas, torres de departamentos, casino, ....) no van a la par de mejorar la calidad de Vida de todos.
Quizás el terremoto no es necesario que sea físico y que genere movimiento de placas tectónicas. Quizás lo que es necesario es un terremoto que remueva a las autoridades o al menos a sus conciencias y les despierte las ganas y el compromiso por mejorar nuestra ciudad para tod@s, mejoras en la evacuación de aguas lluvias, mejoras en los servicios de salud, de educación, mejoras en la disponibilidad de espacios para esparcimiento (¡un parque para Chillán!, porque no?), mejor planificación terrotorial, en fin, una ciudad que deje el letargo y que no se crea que por ver unos cuantos edificios nuevos en el horizonte es suficiente para proclamar su crecimiento.
El crecimiento pasa también por el desarrollo, por mejorar los sistemas y por lograr que nuestra ciudad sea agradable, amigable y sustentable para vivirla.
Richard Pincheira Aedo
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