No cualquiera puede vanagloriarse de que un producto hecho con sus propias manos, y más en un oficio con pocos exponentes como la talabartería o el trabajo artesanal en cuero, fue utilizado en una producción cinematográfica de Hollywood. Esto sí lo puede decir Joaquín Isla Maldonado, quien por varias décadas ha desarrollado esta labor típica, lo que, entre otras cosas, le ha valido la creación de monturas de calidad reconocida, hecho que habla por sí sólo de una actividad tan noble como antigua y aún necesaria en una zona huasa como ésta.
Don Joaquín, nacido en Los Ángeles hace 73 años, también, como parte de este legado, aprendió a manejar este noble elemento desde el tiempo de la escuela, cuando según recuerda “hacía las tareas del colegio y luego le ayudaba a mi papá a trabajar”. De sus ocho hermanos, cinco aprendieron la labor que su progenitor les dejó como herencia y asegura que desde pequeño “nos gustó la prolijidad de este trabajo, en hacer las terminaciones, en crear algo de la nada”.
Pero para él, la tradición fue sólo una parte, ya que tuvo la capacidad, junto con sus hermanos, de crear una montura mejorada, más liviana y anatómica, “para lograr una comunión entre el caballo y el jinete”, como sostuvo. Este hecho les valió un reconocimiento nacional de parte de los corraleros, aparte de que su trabajo fue imitado por otros talabarteros.
Modestia aparte, asegura que en la elaboración de sus monturas no se escatima en horas dedicadas y en los materiales a utilizar, para así obtener un producto “a todo dar”, según lo dicho. Además, asunto que recalcó, es el hecho de que su producto estrella lleve un sello estampado de “Chillán - Chile”. “Nosotros lo hacemos con agrado, para aportar a la artesanía ñublesina”, aseguró.
Pero, como se puede observar en su taller, gente famosa recurre donde Joaquín Isla buscando un buen apero. Así, nombra al animador Felipe Camiroaga, quien ya es cliente de sus obras y con quien dice haber forjado una amistad. Y no sólo se queda ahí porque puede jactarse de que Kirk Douglas, el reconocido actor de cine, utilizara una montura hecha por él en la película western, “Hombre sin rumbo”, en la cual Isla dice haber reconocido el trabajo hecho por él. Previo a eso recuerda que mediante una carta de la embajada de Estados Unidos, el mítico actor John Wayne, le había mandado a hacer un apero.
Además, y algo que lo llena de orgullo, fue el haber elaborado la montura que Alfonso Lagos Villar le obsequió a Ramón Vinay, con motivo de los 100 años del Diario La Discusión, la cual fue entregada de sus manos al artista.
Eso sí hay algo que le preocupa. Es la desaparición de su ya disminuido oficio, a su modo de ver “porque los jóvenes no quieren aprender”. No obstante su esposa, Ema Opazo, con quien a estado casado 51 años, le dio dos de sus cuatro hijos, que al igual como él lo hizo, están continuando con una labor que viene de dos generaciones atrás y que de acuerdo a su óptica “es la herencia cultural que le voy a dejar a Ñuble”. Sin embargo, con algo de pesar reconoce que al parecer en las nuevas generaciones de su familia, nadie continuaría con el trabajo artesanal impulsado por su abuelo Amador.
Aún así esa labor de entregar todo lo típico de su trabajo, le valió hacerse acreedor del reconocimiento Educa 2007, otorgado por la Universidad del Bío-Bío a quienes han contribuido al desarrollo de la educación, la cultura, el deporte y las artes.

Pero para él, la tradición fue sólo una parte, ya que tuvo la capacidad, junto con sus hermanos, de crear una montura mejorada, más liviana y anatómica, “para lograr una comunión entre el caballo y el jinete”, como sostuvo. Este hecho les valió un reconocimiento nacional de parte de los corraleros, aparte de que su trabajo fue imitado por otros talabarteros.
Modestia aparte, asegura que en la elaboración de sus monturas no se escatima en horas dedicadas y en los materiales a utilizar, para así obtener un producto “a todo dar”, según lo dicho. Además, asunto que recalcó, es el hecho de que su producto estrella lleve un sello estampado de “Chillán - Chile”. “Nosotros lo hacemos con agrado, para aportar a la artesanía ñublesina”, aseguró.
Pero, como se puede observar en su taller, gente famosa recurre donde Joaquín Isla buscando un buen apero. Así, nombra al animador Felipe Camiroaga, quien ya es cliente de sus obras y con quien dice haber forjado una amistad. Y no sólo se queda ahí porque puede jactarse de que Kirk Douglas, el reconocido actor de cine, utilizara una montura hecha por él en la película western, “Hombre sin rumbo”, en la cual Isla dice haber reconocido el trabajo hecho por él. Previo a eso recuerda que mediante una carta de la embajada de Estados Unidos, el mítico actor John Wayne, le había mandado a hacer un apero.

Eso sí hay algo que le preocupa. Es la desaparición de su ya disminuido oficio, a su modo de ver “porque los jóvenes no quieren aprender”. No obstante su esposa, Ema Opazo, con quien a estado casado 51 años, le dio dos de sus cuatro hijos, que al igual como él lo hizo, están continuando con una labor que viene de dos generaciones atrás y que de acuerdo a su óptica “es la herencia cultural que le voy a dejar a Ñuble”. Sin embargo, con algo de pesar reconoce que al parecer en las nuevas generaciones de su familia, nadie continuaría con el trabajo artesanal impulsado por su abuelo Amador.
Aún así esa labor de entregar todo lo típico de su trabajo, le valió hacerse acreedor del reconocimiento Educa 2007, otorgado por la Universidad del Bío-Bío a quienes han contribuido al desarrollo de la educación, la cultura, el deporte y las artes.
1 comentario:
Precioso trabajo y aun quedamos algunos jovenes que les interesa este ermozo mundo yo yengo 26 años y tengo mi pequeño tayer (en pañales aun ) pero espero que todo me funcione vien. gerardo munoz TALABARTERIA ANCUD
SALUDOS...
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