lunes, 3 de diciembre de 2007

Sombrerería Chillán cierra tras 90 años


De la zona vasca de Oñate, llegaron un día de 1907 los hermanos Jorge y Juan de Olalde a Chile.

Como todo inmigrante, su prioridad fue buscar el sustento y la prosperidad, propósitos que comenzaron un largo viaje en el año 1917, cuando con un capital inicial de $15 mil, fundaron la “Sombrerería Chillán”, en toda la esquina de las actuales calles 5 de Abril y El Roble.

Hoy, después de noventa años, el periplo llega a su fin. La modernidad pudo más, y así como poco a poco se han ido yendo los más tradicionales negocios chillanejos, el 31 de diciembre se suma a la lista este querido reducto del campo chileno, que en sus años mozos, llegó a convertirse en una de las industrias más importantes del sur de Chile.

La tradición familiar hizo que el negocio pasara de generación en generación.

Fue así como décadas después de su fundación, los sobrinos de don Jorge y don Juan, Juan y Luis Olalde, se hicieron cargo de la administración hasta hace pocos años, poco antes de fallecer ambos, cuando los hijos de Juan –en especial, Aurelio, Y su madre, Carmen Martín- tomaron las riendas.

“En la época de mi papá y mi tío, el sombrero era una prenda de vestir como hoy podría ser una camisa o un par de zapatos. Durante años hicieron muy buenos negocios y se generaron ganancias importantes. Lamentablemente, con el tiempo, comenzó a decaer su uso, hasta hoy, en que si bien el negocio se mantiene, no es tan rentable como antaño”, señaló Aurelio.

MUNDO RURAL HUÉRFANO Sin duda, el sustento de la sombrerería fue y sigue siendo el campo. “Nuestros clientes pertenecen al mundo rural. Ellos se nutrieron durante mucho tiempo de nuestros productos, algunos de los cuales traíamos desde Santiago, Ecuador y Bolivia. Hubo una época en que importamos algunos sombreros franceses; el Stetson de Estados Unidos y el Borsalino, de Italia, no obstante nunca nos especializamos en sombreros para damas. Nuestro público fue preferentemente masculino. Nos da bastante pena por nuestros clientes campesinos, porque ya no tendrán un lugar en Chillán para comprar sus sombreros. Incluso, hemos pensado en instalar un pequeño taller, sin embargo, sale bastante caro. Si me subvencionaran, mantendría el negocio con mucho gusto, a mí me encanta, nací en esto”, añadió.

UNA FAMILIA En su época de gloria, hubo cerca de 20 personas trabajando en la Sombrerería. Hoy, sólo quedan seis.

“Antes se fabricaba la chupalla entera; hoy, se utiliza una base que viene lista, para lo cual tenemos una costurera, Elizabeth Bravo; y dos maestros sombrereros, Alfredo Lagos y Orlando Silva. A ellos se suman tres vendedores: Eliana Cerda, Sergio Espinoza y Héctor Olalde, algunos de los cuales tienen más de cuarenta años en el negocio”, comentó Aurelio.

“Es una pena muy grande, porque ha sido toda una vida de trabajo. Ahora, no queda más que tomarse un merecido descanso”, señaló Héctor Olalde, a quien le tocó atender, entre otros, a Augusto Pinochet, Sergio Onofre Jarpa, José Antonio Gómez, y de los locales, al fallecido padre Ricardo Sammon y a los alcaldes Aldo Bernucci, Julio San Martín y Johnson Guíñez.

Alfredo Lagos, quien lleva 28 años en el local, agrega que Zalo Reyes y Felipe Camiroaga también se han llevado modelos chillanejos.

“Imagínese, tantos años. Aquí me casé, formé mi familia. Sin embargo, no me cortan las manos. Eso sí, cambiaré de giro”, contó.

Su compañero, Orlando Silva, con 24 años de labor, piensa todo lo contrario. “Voy a seguir en esto, pero mi prioridad la tiene el jefe. Si él abre un taller, con él me voy”, señaló.

Durante las últimas semanas, todos los productos se han estado ofreciendo con considerables descuentos, aunque Aurelio adelanta que a partir del lunes, las ofertas serán aún mayores.

El local, que debe ser entregado el próximo 15 de enero, se arrendará a una farmacia –la número once en el perímetro-, pero no se desharán del mobiliario, “porque uno nunca sabe”, indicó Aurelio.

De hecho, médicos coinciden en que el único sombrero que sirve para evitar los rayos UV son los que se fabrican en este tipo de talleres. Quizás el nicho aún no está muerto. Quizás el centro de Chillán vuelva a contar con la prenda más elegante y enigmática de todos los tiempos: el sombrero.

Publicado en La Discusión, Lunes 3 de diciembre de 2007. .

4 comentarios:

Unknown dijo...

buenas tarde,

escribo desde brasil, y quiero contactar al Señor Juan José Olalde. poderiam ayudarme?

ihsan.farias@gmail.com

Pepe Herrero dijo...

Hola, os escribo desde España (Sevilla)soy José Herrero martín hijo de Basilisa Martín y me gustaría mantener contacto con Carmen Martín o Aurelio Olalde, mi email es saasa@arrakis.es espero vuestras noticias saludos Pepe Herrero

Pepe Herrero dijo...

Hola, os escribo desde España (Sevilla)soy José Herrero martín hijo de Basilisa Martín y me gustaría mantener contacto con Carmen Martín o Aurelio Olalde, mi email es saasa@arrakis.es espero vuestras noticias saludos Pepe Herrero

José Ignacio dijo...

Hola. Me gustaría conocer a Don Aurelio Olalde. Yo también me apellido Olalde, y mi bisabuelo era de Oñati y tuvo que salir hacia Falces (Navarra), y me gustaría saber qué parentesco tenemos. Gracias. Mi email es: iesquiroz@hotmail.es, y me llamo José Ignacio Esquíroz Olalde.