EL RUDO ALACRÁN DE DOBLE ALIENTO, DE MARIETTA MORALES: EL CATACLISMO VIOLENTO DE LA FICCIÓN LLAMADA ARTE.
(Por Alejandra Contreras Fernández)
Tirarse a una piscina desde el onceavo piso. El sonido, la explosión, el movimiento de la histeria que produce el instantáneo paso de los segundos. Un vaso hirviente de ácido en la cara de la niña más hermosa del colegio. Una rabiosa mordida de un alacrán que se defiende en la inhospitalidad de una ficción llamada Arte. Un cataclismo cosmopolita e irreverente, como Marietta Morales misma (Antofagasta, 1973), la convulsión de una madonna nortina en el vórtice pantanoso de los áridos bosques encendidos en su cabeza. La Muralla China que arde en el hielo quemante de un país en la espesura neblinosa. Un ángel pétreo y zafíreo, estrellado en las húmedas calles del gran Berlín. Un viaje eufórico y sombrío por Londres, Palestina, Cisjordania, Rusia, Jerusalén, París, Madrid. Una violencia trastocada por la belleza que sólo irradia de la inefable poesía. Una mixtura de paisajes de destellos fluorescentes y verdes. Detrás del poemario El rudo Alacrán de Doble Aliento, de Marietta Morales, se exhibe la madurez de una escritora de una lucidez y trabajo socavado. Sin excluir el experimento literario y la exposición cosmopolita, como también las referencias a estrellas del pop (como Madonna), el cine (Demi Moore, James Dean), y la literatura (Bukowsky, Trakl, Teillier, Rodrigo Lira, etc). Poemario contradictorio y posmoderno, imaginario, lárico y globalizante.
La tierra es como una dama furiosa
Que danza en lejanos países.
Sacude pueblos enteros con su aliento,
Y el estruendo de sus celos en el mar.
Desafía el orgullo de los hombres,
Derrumba edificios como naipes
Que se balancean en un casino.
Sacude el caos del silencio
En el golpe de la campana de una isla.
El rudo alacrán de doble aliento, es por sobretodo un poemario femenino. Un alacrán hembra asfixiado por la presencia de un personaje imponente y ultrajante. El doble aliento proclama el aullido disfónico de un ser cuya arma principal es el lenguaje. Un lenguaje de belleza y violencia desbordante. Que traspasa los sentidos y los desordena en un afán de desobediencia estética.
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