Hace algunas semanas se recibió con gran entusiasmo en el mundo deportivo la creación de la nueva Corporación Municipal de Deportes. Sin duda un hecho histórico para la ciudad de Chillán, ya que muchas ideas, sueños y anhelos se podrán canalizar de la manera más correcta y profesional que se puede. Sin embargo, y entrando de lleno en materia cultural, estamos a la espera de lo que pueda ocurrir, ya que es de público conocimiento que el Municipio prepara la creación de una nueva Corporación , la cual deberá hacerse cargo del desarrollo cultural y artístico de la ciudad.
Mas allá de los criterios técnicos y administrativos que se deben resolver para asegurar el éxito de este emprendimiento, creo importante poner en debate tres elementos que no debieran quedar fuera de su concepción. Estos son; la participación ciudadana del proceso de su gestión, el desarrollo de un plan estratégico posterior a su constitución y la independencia política que la Corporación debiera ostentar.
Independencia política que se exprese en la constitución de un directorio pluralista, diverso y representativo de la escena local de las artes y la cultura. Recordemos que esta institución deberá generar las bases de lo que será el desarrollo cultural de nuestra ciudad, más allá de quien gobierne, tanto a nivel local como a nivel central. Por lo tanto esperamos ver en el directorio a personas que sean un verdadero aporte a la misión y visión de esta naciente corporación. De ahí la importancia entonces de conocer casos similares , de otras ciudades que han optado por crear corporaciones culturales, y que han sabido llevar con éxito su proceso de creación.
El desarrollar un plan estratégico de cultura para la ciudad en su conjunto permitirá evaluar y corregir de manera constante la gestión de la futura Corporación, ya que sin este elemento clave de planificación será muy fácil caer en el efectismo y lo que promete ser el gran motor impulsor del tema en Chillán podría terminar siendo una mera “productora de eventos artísticos”. Se requiere entonces un plan maestro que defina programas y que se concreten mediante proyectos específicos, innovadores y creativos. También será la ocasión para que este plan dé cuenta sobre cómo gestionará, mejorará y administrará los espacios culturales actuales que son de dependencia municipal. Entonces no sólo basta concretar , desde el punto de vista jurídico la Corporación, sino que también será imperativo dotarla de un plan de gestión que le dé sustentabilidad en el tiempo.
La participación ciudadana, y la inclusión de todas las miradas del amplio universo cultural chillanejo ( los subsectores de la creación, formación, patrimonio, producción, difusión) son un elemento primordial para lo que viene de aquí en adelante. Está de más decir que las altas expectativas que genera la creación de una corporación cultural pueden jugar en contra, por lo que la participación de la sociedad civil en la elaboración de una política cultural para la ciudad ayudará a nivelar estas expectativas.
Por Cristian Venegas Barrientos, gestor cultural y productor audiovisual.
Mas allá de los criterios técnicos y administrativos que se deben resolver para asegurar el éxito de este emprendimiento, creo importante poner en debate tres elementos que no debieran quedar fuera de su concepción. Estos son; la participación ciudadana del proceso de su gestión, el desarrollo de un plan estratégico posterior a su constitución y la independencia política que la Corporación debiera ostentar.
Independencia política que se exprese en la constitución de un directorio pluralista, diverso y representativo de la escena local de las artes y la cultura. Recordemos que esta institución deberá generar las bases de lo que será el desarrollo cultural de nuestra ciudad, más allá de quien gobierne, tanto a nivel local como a nivel central. Por lo tanto esperamos ver en el directorio a personas que sean un verdadero aporte a la misión y visión de esta naciente corporación. De ahí la importancia entonces de conocer casos similares , de otras ciudades que han optado por crear corporaciones culturales, y que han sabido llevar con éxito su proceso de creación.
El desarrollar un plan estratégico de cultura para la ciudad en su conjunto permitirá evaluar y corregir de manera constante la gestión de la futura Corporación, ya que sin este elemento clave de planificación será muy fácil caer en el efectismo y lo que promete ser el gran motor impulsor del tema en Chillán podría terminar siendo una mera “productora de eventos artísticos”. Se requiere entonces un plan maestro que defina programas y que se concreten mediante proyectos específicos, innovadores y creativos. También será la ocasión para que este plan dé cuenta sobre cómo gestionará, mejorará y administrará los espacios culturales actuales que son de dependencia municipal. Entonces no sólo basta concretar , desde el punto de vista jurídico la Corporación, sino que también será imperativo dotarla de un plan de gestión que le dé sustentabilidad en el tiempo.
La participación ciudadana, y la inclusión de todas las miradas del amplio universo cultural chillanejo ( los subsectores de la creación, formación, patrimonio, producción, difusión) son un elemento primordial para lo que viene de aquí en adelante. Está de más decir que las altas expectativas que genera la creación de una corporación cultural pueden jugar en contra, por lo que la participación de la sociedad civil en la elaboración de una política cultural para la ciudad ayudará a nivelar estas expectativas.
Por Cristian Venegas Barrientos, gestor cultural y productor audiovisual.
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