martes, 7 de febrero de 2006

"Partido Político"

Divagando entre diferentes temas, escuché de repente este término “Partido Político”.
Luego de unos segundos, me hice la idea de analizar dicho término en su sentido u aplicación.

“Partido” lo asocio con dividir, con lo contrario a la Unión. Un ser o un ente partido es menos que un todo, es más débil, es más vulnerable, por lo que es más factible de manejar.

“Política” se relaciona con un tipo o sistema de administración. Un sistema social que apunta hacia una organización para lograr un objetivo común a ese grupo.

Entonces, un “Partido Político” bajo estos conceptos, es una forma de administración en base a la división, a la disociación, en base a la vieja frase “divide y vencerás”.

No fue grato llegar a esta conclusión, pero si fue muy explicativo para analizar o intentar comprender las diferentes jugadas de los partidos políticos para lograr una mayor presencia televisiva, para asegurarse cargos de importancia (económica, sobretodo), para hablar de socialización, pero “a mi manera”.

Así las cosas, como ya lo dijo Don Nicanor Parra, “solo se nos permite elegir entre la democracia de unos o de otros”.

Lo demás estaría en manos de quienes después de asegurarse un camino, después de haber superado a los otros, después de haber dividido para vencer, tienen el merecimiento de acoger entre sus ropas una frondosa cinta tricolor que lo corona como Ministro o Ministra (así están las cosas por acá), de Jefe o Jefa de ….., de Secretario o Secretaria Regional Ministerial, en fin, uno u otro cargo que le permita recuperar la energía perdida en la campaña, que le recompense su dura lucha entre tantos candidatos a ocupar ese escurridizo sillón.

Esto se complementa con nuestra sociedad y su estructura en base de grupos claramente definidos, estratos diferenciados según ingresos, según educación formal, según territorio geográfico, según acumulación de riquezas, según consumo de televisión, etc.

Entonces no es extraño que un Partido se haga apoyar por esos grupos específicos que le interesan, por esos grupos formados gracias a una “partición” de la sociedad, que una vez convencida de la validez de la propuesta, ve a los demás grupos o estratos como enemigos, como competencia. Pasan a ser contendores en la lucha política cotidiana, que en las altas esferas muchas veces ya está definida, ya está planificada, pues con el apoyo de diferentes expertos estudiaron a que segmento de la sociedad les interesa acercarse, como podrán llegar sin generar rechazo, como podrán convencer sin generar miedo o apatía.

Esto ha generado que nosotros mismos nos auto-clasifiquemos. Dejemos de lado lo más básico de nosotros, ser personas. Empiezan a aparecer los políticos ecológicos para los ambientalistas, los políticos sensibles a la pobreza para aquellos con menores recursos económicos, los políticos “entradores” que entre foto y foto, entre tecito y cafecito se ganan los votos de dueñas de casa, y así una enorme gama de figuras que antes de permitirnos avanzar juntos, nos separan, nos clasifican, aminorando con ello las posibilidades de trabajar juntos, de trabajar por las personas, de lograr autoridades que no busquen el poder por el poder, sino, por poder ayudarnos hoy, mañana y siempre.